26 julio 2007

Por tabaquismo, 27 fallecimientos diarios


El tabaquismo es la causa prevenible de muerte y enfermedad más importante del mundo. En México el número total de fallecimientos anuales por enfermedades asociadas es de más de 53 mil, lo que equivale aproximadamente a 147 diarias, de acuerdo con el Consejo Nacional contra las Adicciones (CONADIC), de la Secretaría de Salud.

Los resultados de la Encuesta Nacional de Adicciones de 2002 en población urbana, muestran que 26.4% de los individuos de 12 a 65 años de edad fuma, 18.2% es ex fumador y 55.4% es no fumadora. En el área urbana, 9.2 millones de consumidores de este producto son hombres, es decir, cuatro de cada diez, y 4.6 millones son mujeres, que representa una de cada seis.

El consumo de tabaco provoca carcinoma de pulmón, bronquitis crónica, enfisema pulmonar, enfermedad cardiovascular, principalmente infartos agudos del miocardio, y cánceres en otros sistemas diferentes al respiratorio.

El tabaquismo no es un hábito sino una adicción, de ahí que no sólo basta con tener fuerza de voluntad para dejarlo, sino se requiere atención integral especializada con medicamentos, rehabilitación psicosocial, terapias de grupo y atención individual. Ante esta necesidad, la Secretaría de Salud incrementó el número de Clínicas contra el Tabaquismo de 49 en 2000, a 260 en la actualidad, donde los pacientes reciben toda la atención requerida por personal especializado.

Esta sustancia ocasiona diversas alteraciones orgánicas, por lo cual quien es adicto y deja de fumar por sí solo experimenta el llamado síndrome de abstinencia que consiste en depresión, insomnio, irritabilidad, desaliento, ira, ansiedad, dificultades de concentración, inquietud y disminución de la frecuencia cardiaca, que sólo se regulan cuando la persona vuelve a fumar. Esta situación es la responsable de que haya un alto porcentaje de recaída que sólo se puede superar con atención integral.


De acuerdo con la encuesta llamada “Tabacómetro”, realizada en mil 323 personas mayores de 18 años de nivel medio y alto de todo el país, de los cuales 908 son fumadores, más de la mitad consideró que no es difícil dejar de fumar, no obstante, de 42% que en algún momento intentó dejarlo, casi 70% recayó antes de cumplir un año de abstinencia.

La encuesta también mostró que los fumadores llevaban, en promedio, 13 años con la adicción y 80% tenía menos de 25 años cuando inició y lo hizo por curiosidad, interés o tentación en el caso de los hombres, y las mujeres por presión del grupo social o por verse más maduras.

Los mayores de 45 años son quienes más fuman y se les antoja más cuando están con amigos, en fiestas, reuniones, preocupados, contentos, con trabajo o aburridos, pero además fuman porque perciben satisfactores físicos como la falta de apetito, auxiliar de la digestión, disminuye el frío y evita el estreñimiento.

Una persona es adicta al tabaco y requiere atención médica para dejarlo cuando fuma casi inmediatamente después de despertar, evita ir a lugares donde se lo impiden como el teatro o el cine, fuma aun cuando esté enfermo o no puede dejar de hacerlo después de consumir el primer cigarro.

El tabaquismo es una de las drogas de mayor poder adictivo, por lo que se convierte en una enfermedad crónica, progresiva y mortal que, sin embargo, puede ser prevenible si se trata con intervenciones adecuadas y específicas para cada paciente.

Cabe destacar que de acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública sobre los costos vinculados con los diversos padecimientos que el tabaquismo causa, así como los asociados al proceso de rehabilitación de estas enfermedades, la atención médica por esta causa representa entre el 6% y 15% del gasto total en salud. Se estima que los costos brutos asociados al tabaquismo se encuentran en el rango entre el 0.10% y el 1.1% del producto interno bruto (PIB) es decir, aproximadamente 29 mil millones de pesos.

Además de los costos del tratamiento, el tabaquismo reduce de 10 a 20 años de vida productiva por incapacidad o muerte anticipada, produce ruptura familiar por muerte prematura, genera pérdidas económicas al disminuir la fuerza laboral por enfermedad y ausentismo, afecta el rendimiento académico, produce ausentismo escolar por enfermedad repetitiva de las vías respiratorias y disminuye la calidad de vida de fumadores activos e involuntarios.

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