
Celebra el Instituto de Cultura de Baja California los 60 años de vida artística de Yolanda Montez, 'Tongolele'
Dicen que una mujer como ella nace cada siglo. Este año, la famosa 'Tongolele' cumple 60 de vida artística y será motivo de un homenaje por el Instituto de Cultura de Baja California el próximo viernes 31 de agosto a las 18:00 horas en el estacionamiento del Centro de Gobierno, como parte del evento, se ofrecerá un concierto de música afroantillana, se develará una placa y se proyectará la película “Han matado a Tongolele” .
Tongolele sigue siendo una de las mejores bailarinas que han brillado en nuestro país, Nació en Estados Unidos pero es mundialmente conocida gracias a México que la vio nacer profesionalmente en 1947, Yolanda Montes llegó a tierra azteca para inundarnos de su exhuberante movimiento de caderas, entonces se convirtió en Tongolele.
La liga de la decencia nunca se hubiera imaginado que una mujer originaria de un poblado de Washington los pondría de cabeza, hoy hace 74 años Yolanda Yvonne Montez Farrington vió por primera vez la luz y en su sangre, ya corrían los ritmos más candentes cuando sus padres biológicos estaban casados fue una niña feliz pero cuando su madre se volvió a casar la represión llegó a su vida pues su padrastro reprobaba que la pequeña saliera con sus amigas y estudiara danza, claro nunca se hubiera imaginado el fenómeno que ésta sería.
La belleza de Tongolele siempre fue un motivo para que los hombres la acosaran todo el tiempo, desde los 15 años desarrolló el cuerpo que la caracterizara, una mujer grande con una sensualidad desbordante y unas caderas enloquecedoras, muy sexy, cuando llegó desempacadita de San Francisco a México e impuso un estilo de baile, Tongolele provocó mucha controversia por sus bailes exóticos al grado de provocarle dolores de cabeza a la iglesia católica, quien amenazó con excomulgarla.
Su fructífera carrera en México se la debe en gran parte al filme "Han matado a Tongolele" que será proyectada en este homenaje, dirigida por uno de los mejores cineastas de aquellos tiempos, Roberto Gavaldon, pero quien logró consolidar a la bella actriz fue Emilio "el Indio" Fernández con la película "El crepúsculo de un Dios", su aparición en el cine fue casi simultanea con sus actuaciones en los escenarios mexicanos.
El nombre "Tongolele" ha sido utilizado como referencia en todos lados, bailó a lado de Tin Tan y éste vivió obsesionado con ella, el escritor José Emilio Pacheco dueño de la obra literaria "Las batallas en el desierto", la menciona en su libro, en la cinta "Ustedes los ricos" la muy conocida “Guayaba” habla de ella, aquella escena en la que vemos a Salma Hayek enredada en una serpiente en la película "Del crepúsculo al amanecer" ya había sido recreada por tongo a finales de los 60 en la cinta "La muerte viviente".
Hoy, la bailarina que sonríe con sus caderas vive feliz con sus hijos, nietos y todavía una carrera que ella considera no dejará hasta que ya no tenga futuro artístico, mientras tanto nosotros homenajeamos a la reina de las danzas tahitianas como lo que es, la reina Tongolele.
Nació el 3 de enero de 1930 (¿o 1932) en Spokane, en el estado de Washington. Su padre era inglés-francés-tahitiano y su madre española-sueca. A los 15 años integró el Ballet Internacional de San Francisco, California. Bailó en el Huracán, famoso cabaret tahitiano y fue contratada para una gira en una compañía cubana de revistas que trabajaba habitualmente en el Wilshire Ebbel Theatre de Hollywood.
El nombre de Tongolele lo eligió ella misma para la revista cubana sin saber que se quedaría con él para siempre.
En 1946 llegó a México. No hablaba español pero pudo trabajar con Agustín Lara y Pedro Infante en el Teatro Follies para pasar más tarde al famoso Tívoli.
Era la época de las grandes figuras del cine: Dolores del Río, María Félix, Charito Granados, Blanca Estela Pavón, Libertad Lamarque, Katy Jurado y Mapy Cortés.
Era también la era de las grandes rumberas: Meche Barba, Ninón Sevilla, María Antonieta Pons y Amalia Aguilar.
Su cuerpo espectacular, sus ojos verdes, su prodigio para el baile la hizo famosa muy pronto. “La reina de las danzas tahitianas” la llamó el periodista Carlos Estrada Lang.
Cada noche miles de espectadores se congregaban a disfrutar de sus movimientos felinos. Fue la primera bailarina en mostrar el ombligo lo cual la colocó en la mira de la furiosa Liga de la Decencia que llegó a pedir que se impidiera su actuación.
En 1947 rodó en México su primera película: “Nocturno de Amor”, dirigida por Emilio Gómez Muriel con la actuación de Miroslava y Víctor Junco.
En 1948 filmó “Han matado a Tongolele” y siguió participando musicalmente en películas como “El rey del barrio”. “Mátenme porque me muero” y “Chucho el remendado”.
En 1956, en Nueva York, contrajo nupcias con el percusionista cubano Joaquín González, llamado “El mago del tambor”, quien trabajó con ella hasta su muerte en 1996.
Su longevidad artística es única en el mundo pues es difícil hallar a una abuela de su edad provocando fantasías eróticas en los jóvenes y en los no tan jóvenes.
Tongolele lo explica así: “Te retiras cuando el público no te quiere, cuando no te llaman para trabajar”. Afortunadamente el fono de Yolanda no para de repiquetear. “Sigo vigente —agrega— bailo todos los días y sigo aprendiendo y actualizando mis rutinas. Nunca he dejado de bailar, lo hago a diario”.
Para Enrique Rosado, periodista, Tongolele es una “figura artística sin parangón, un fenómeno nunca imaginado, un mito largamente esperado”.
Carlos Monsiváis sostiene que Yolanda Montes es “un fenómeno de los años 40 y 50 que rompe los esquemas de una sociedad moralina, donde existían muchos tabúes que ella abatió con la Tongomanía”.
No sólo es un ícono del baile al que la cultura mexicana le dedicó, junto a célebres balletistas, en 2001 el Día Internacional de la Danza. A mediados de los años 60 grabó con la CBS un disco de larga duración titulado “Tongolele canta para usted” con bellos boleros.
Varios escritores se han inspirado en ella para sus libros, tal el caso de “Bellezas del cine mexicano”, de Rogelio Agrasánchez, “Rumberas, exóticas y bailarinas”, de Edmundo Pérez Medina; “la Diosa-Pantera: Tongolele”, de varios autores, y “Las dueñas de la noche”, de Cristina Pacheco.
Ha hecho telenovelas pero hoy, a la par de la danza, su obsesión es la pintura, arte en la que también ha sido reconocida internacionalmente.
Hace cuatro años se reveló como escritora en su libro autobiográfico: “No han matado a Tongolele” que describe su supervivencia en el escenario por más de medio siglo.
Allí puede leerse su fantástica aventura en República Dominicana en los años 50: “Una vez en Santo Domingo me di cuenta que entre el público estaba el dictador Rafael Leónidas Trujillo. Todas mis compañeras regresaban del escenario temblando por haberlo visto. Desde el principio le dije a mi esposo: ‘en cuanto termine nos vamos corriendo’. Cuando acabé mi número salimos, pero en vez de irnos al hotel, donde estaba segura que Trujillo mandaría a buscarme, nos quedamos hasta las cuatro de la mañana en un restaurante. Luego supe que, en efecto, el dictador había estado llamando al hotel para que acudiera a no sé donde”.
EL Instituto de Cultura de Baja California reitera la invitación para que nos acompañen a festejar con Tongolele, un mito viviente, una mujer incomparable.
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